Definición y Conceptualización de la Alianza Terapéutica
La AT ha sido definida de múltiples maneras a lo largo del tiempo. Desde las primeras teorías de Freud hasta la reformulación de Edward Bordin, que enfatizó la importancia de la colaboración activa entre terapeuta y cliente (Muran & Safran, 2016). Bordin destacó tres componentes clave: el acuerdo en los objetivos, las tareas de la terapia y el vínculo afectivo, conocidos como los pilares de la alianza de trabajo (Bordin, 1979). Esta conceptualización ha sido fundamental en la investigación actual sobre la AT.
Más allá del acuerdo y las tareas, otros autores como Gelso y Carter (1985) ampliaron el concepto, definiendo la AT como un constructo emocional que incluye los sentimientos y actitudes entre el terapeuta y el cliente. Este enfoque resalta la importancia de los elementos afectivos y relacionales para la efectividad de la terapia (Vilkin et al., 2022).
Alianza Terapéutica: Mediador o Moderador del Cambio
La AT puede desempeñar diferentes funciones en el proceso terapéutico. Algunos estudios recientes han investigado si actúa como un mediador, es decir, el "cómo" del cambio, o como un moderador que indica las condiciones o el contexto en los que ocurre dicho cambio (Vilkin et al., 2022). Este enfoque está en consonancia con la creciente importancia de la formulación de casos, que permite adaptar la AT a las necesidades específicas de cada paciente, optimizando el proceso terapéutico.
Según una revisión sistemática de Saxler et al. (2024), la AT se considera un factor "panteórico", lo que significa que su impacto positivo se observa en diferentes enfoques de la psicoterapia, tanto en modalidades presenciales como en línea. La investigación sugiere que la AT está correlacionada con el éxito del tratamiento en diversas formas de psicoterapia (Flückiger et al., 2018; Saxler et al., 2024). Este hallazgo refuerza la importancia de una AT sólida en el proceso terapéutico, independientemente del modelo teórico subyacente.
Rupturas en la Alianza Terapéutica: Un Camino Hacia el Cambio
Las rupturas en la AT son inevitables en muchos casos, pero en lugar de ser vistas como fallos pueden considerarse oportunidades críticas para el cambio terapéutico. Según Muran y Safran (2016), las rupturas se clasifican en "desvinculación", cuando el cliente se distancia emocionalmente del proceso y "confrontación", que implican desacuerdos activos entre el cliente y el terapeuta. La resolución de estas rupturas es fundamental para restablecer una AT sólida y continuar con el progreso terapéutico.
Un estudio importante sobre las rupturas y su resolución enfatiza que estas situaciones, cuando se manejan de manera efectiva, pueden convertirse en eventos transformadores en el curso de la terapia (Safran & Muran, 2011). Además, Safran, Muran y Eubanks (2011) sugieren que las intervenciones correctivas realizadas por el terapeuta, junto con una exploración colaborativa del conflicto, son claves para la reparación de la AT y la creación de momentos de cambio significativos.
Medición de la Alianza Terapéutica
La medición de la AT ha sido objeto de numerosos estudios dada la proliferación de instrumentos diseñados para evaluarla. Según Saxler et al. (2024), existen 48 instrumentos diferentes para medir la AT en psicoterapia presencial y en línea. Sin embargo, esta diversidad ha generado retos, ya que la falta de una conceptualización unificada dificulta la comparación de resultados entre estudios.
Los instrumentos más utilizados, como el Working Alliance Inventory (WAI) y el Helping Alliance Questionnaire (HAQ), se enfocan en medir la colaboración en las tareas, el acuerdo en objetivos y el vínculo emocional. No obstante, la investigación sugiere que la AT es dinámica y puede variar a lo largo del tratamiento, lo que añade complejidad a su medición (Saxler et al., 2024).
La Relación Entre Estilo de Apego y Alianza Terapéutica
El estilo de apego del cliente tiene un impacto significativo en la calidad de la AT. Los estudios indican que un estilo de apego seguro se asocia con una mejor AT y, en consecuencia, con mejores resultados terapéuticos (Saxler et al., 2024). Por el contrario, los estilos de apego inseguros pueden presentar desafíos adicionales en la formación de la AT, ya que los clientes con estas características pueden tener dificultades para confiar plenamente en el proceso terapéutico.
Un enfoque en la psicoterapia basada en el apego, como el propuesto por Mallinckrodt y Jeong (2015), subraya la importancia de adaptar las intervenciones del terapeuta para responder a las necesidades de apego del cliente. Este enfoque puede mejorar la capacidad del terapeuta para formar una AT sólida, incluso con clientes que presentan dificultades interpersonales importantes.
Habilidades Interpersonales del Terapeuta: Clave para el Éxito de la AT
El desarrollo y la utilización de habilidades interpersonales facilitadoras por parte del terapeuta son esenciales para el éxito de la AT. Anderson et al. (2020) desarrollaron un método que expone a los terapeutas a momentos difíciles simulados de terapia, evaluando su capacidad para responder a ellos de manera efectiva. Estos estudios muestran que la habilidad del terapeuta para manejar momentos difíciles sin defensividad y con inmediatez es un predictor de la efectividad terapéutica (Anderson et al., 2020).
La investigación también sugiere que los terapeutas que demuestran habilidades interpersonales sólidas, como la empatía, el manejo de la crítica y la capacidad de cooperación, tienen más éxito en la construcción de una AT positiva, lo que se traduce en mejores resultados para los clientes.
Conclusión
La alianza terapéutica es un factor fundamental en el éxito de la psicoterapia, y su rol como mediador y moderador del cambio sigue siendo cada vez más reconocido. La capacidad del terapeuta para manejar rupturas, adaptarse a los estilos de apego del cliente y emplear habilidades interpersonales efectivas son aspectos críticos para el desarrollo y mantenimiento de una AT sólida. La investigación futura debería seguir explorando la dinámica de la AT en diferentes contextos terapéuticos, incluidos los entornos en línea, para optimizar su efectividad y aplicación en la práctica clínica.
Referencias
Anderson, T., Crowley, M., Himawan, L., Holmberg, J., & Uhlin, B. (2016). The Facilitative Interpersonal Skills method: Difficult psychotherapy moments and appropriate therapist responsiveness. Counseling and Psychotherapy Research. https://doi.org/10.1002/capr.12302
Flückiger, C., Del Re, A. C., Wampold, B. E., & Horvath, A. O. (2018). The alliance in adult psychotherapy: A meta-analytic synthesis. Psychotherapy, 55(4), 316–340. https://doi.org/10.1037/pst0000172
Gelso, C. J., & Carter, J. A. (1985). The relationship in psychotherapy: A critical analysis of concept, research, and practice. Wiley.
Muran, J. C., & Safran, J. D. (2016). Alliance rupture repair in cognitive behavior therapy. Guilford Press.
Safran, J. D., Muran, J. C., & Eubanks, C. F. (2011). Repairing alliance ruptures. In A.E. Wenzel (Ed.), Sage Encyclopedia of Abnormal & Clinical Psychology. Sage.
Saxler, E., Schindler, T., Philipsen, A., Schulze, M., & Lux, V. (2024). Therapeutic alliance in individual adult psychotherapy: A systematic review of conceptualizations and measures for face-to-face and online psychotherapy. Frontiers in Psychology. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2024.1293851
Vilkin, E., Sullivan, T. J., & Goldfried, M. R. (2022). Conceptualizing the therapeutic relationship: Mediator or moderator of change? Journal of Psychotherapy Integration, 32(3), 276–290. https://doi.org/10.1037/int0000278