¿Cuál es el contexto del estudio?
A pesar de la innegable popularidad de los enfoques narrativos en psicoterapia, la mayor parte de los estudios sobre el lenguaje de los clientes en terapia se han centrado en aspectos específicos no narrativos, más que en los procesos narrativos en sí, probablemente por las dificultades de estudiar las narrativas como discurso significativo más allá de los aspectos más detallados del lenguaje que las conforma.
Es decir, si bien casi todo el mundo está de acuerdo en que la terapia es una actividad fundamentalmente narrativa, hay aún relativamente pocos estudios sobre cómo explican los clientes sus historias vitales que se centren no sólo en aspectos específicos sino en la narrativa en conjunto.
Nuestro estudio partía de la base de un consenso amplio respecto a tres puntos básicos que tienen claras resonancias constructivistas y narrativas: (1) las acciones y procesos humanos de construcción de significado adoptan una estructura narrativa, (2) la psicoterapia es una actividad fundamentalmente narrativa, y (3) la investigación narrativa debería centrarse en un enfoque macroscópico.
¿Qué objetivo tenía este estudio?
El objetivo de nuestro estudio era investigar los aspectos comunes y diferenciales entre un grupo de narrativas de 15 pacientes cuya demanda de psicoterapia se centraba en la depresión y 14 centrados en la ansiedad.
Es decir, queríamos saber cuáles eran las principales diferencias y similitudes entre las narrativas de los pacientes que acuden a terapia porque presentan ansiedad y los que se sienten deprimidos. (La descripción más detallada de las características de los participantes se encuentra en el artículo).
Para dividir las narrativas entre los dos grupos (depresión y ansiedad) utilizamos como criterio, en primer lugar, su motivo de demanda tal como se recogía en la información clínica de la que disponíamos y, en segundo, sus puntuaciones en los inventarios de Beck de depresión y de ansiedad respectivamente.
¿Qué material analizamos y de dónde provenía?
Las narrativas de los pacientes provenían de auto-caracterizaciones escritas durante la terapia y como parte de ella.
La autocaracterización fue propuesta originalmente por George A. Kelly y deriva directamente del enfoque crédulo adoptado por él. Su fundamento radica en lo fructífero de prestar atención a la autopresentación del cliente en sus propios términos. La utilidad final del análisis de la autocaracterización reside en su capacidad para generar hipótesis de diagnóstico transitivo y, consecuentemente, de planificación de las estrategias terapéuticas.
La instrucción que se da al cliente como invitación es la siguiente:
Quiero que escribas una breve caracterización de (nombre del cliente) como si fuera el personaje de una obra teatral. Escríbelo como lo haría un buen amigo que le conociese muy íntimamente y le tuviese mucha simpatía, alguien que le conociese mejor de lo que quizá nadie pueda conocerle. Asegúrate de escribir en tercera persona. Por ejemplo, empieza diciendo "(nombre del cliente) es..."¿Cómo se analizaron las autocaracterizaciones?
En nuestro estudio las autocaracterizaciones de los 29 clientes se analizaron por medio de la Rejilla de Evaluación Narrativa—una combinación de dimensiones de análisis narrativo procedentes de las principales aportaciones teóricas a este ámbito. El instrumento y su forma de aplicación aparece detallado en el artículo.
¿Qué indicaron los resultados?
Los resultados indicaron que ambos grupos se distinguían en seis de las 22 dimensiones evaluadas. Concretamente, las narrativas de los pacientes deprimidos presentaban un mayor grado de:
- Variedad de personajes.
- Objetivación (nivel de complejidad sensorial de la narración, es decir, en qué medida incluyen detalles sensoriales específicos).
- Inteligibilidad/claridad de la meta valorada en la narrativa.
A su vez, las narrativas de los pacientes ansiosos presentaban un mayor grado de:
- Subjetivización cognitiva (nivel de complejidad cognitiva de la narrativa, es decir, hasta qué punto exploran la multiplicidad de la experiencia interna en términos de pensamientos).
- Metaforización (nivel de construcción metacognitiva y complejidad del significado de la narración).
- Inteligibilidad/estabilidad de la meta valorada en la narrativa.
En el caso de los clientes deprimidos, estos resultados dan la imagen de una forma de experimentar la vida marcadamente específica en cuanto a su grado de detalle, pero privada de contenido o significado emocional profundo (debido al alto nivel de objetivación). Al mismo tiempo sus objetivos narrativos son bastante coherentes y claros—como indica el alto nivel de inteligibilidad/claridad y, además, se da una notable variedad de personajes.
Estas dos últimas características podrían dar una impresión equivocada de un mundo de una gran riqueza interpersonal y un proyecto existencial muy claro. Sin embargo esto no es así debido a que el alto nivel de objetivación priva a la narrativa de cualquier sentido profundo de significado emocional. Por lo tanto, las narraciones de este grupo son objetivas y claras, pero también individuales, rígidas, y demasiado coherentes como para ser existencialmente relevantes.
En el caso de los clientes ansiosos, la combinación de resultados encontrado en nuestro estudio da una imagen de una forma de experimentar el mundo exageradamente detallada en la dimensión del pensamiento y la reflexión, muy explorada meta-analíticamente y estable.
¿Cómo se relaciona este estudio con investigaciones anteriores?
Nuestros resultados son coherentes con la investigación sobre la estructura del Sistema de Constructos Personales de los pacientes deprimidos que ha demostrado en repetidas ocasiones que la constricción (es decir, la reducción del campo de percepción con el fin de minimizar las incompatibilidades aparentes) se asocia con altos niveles de síntomas depresivos en los clientes con depresión.
Además, este patrón de constricción del sistema de constructos ha demostrado dar lugar a patrones rígidos y lógicamente consistentes de relaciones entre constructos, lo cual puede explicar nuestro resultado de un alto nivel de inteligibilidad/claridad.
Sin embargo, nuestros resultados parecen sugerir que los clientes deprimidos no siempre constriñen su "campo de percepción" excluyendo de él a personas; también pueden incluir a muchas en él pero centrarse únicamente en sus características superficiales a fin de evitar los procesos emocionales y de construcción de significado potencialmente dolorosos.
Por lo que se refiere a los pacientes ansiosos, nuestros resultados son coherentes con los de la Terapia Cognitiva basada en Mindfulness que demuestran que los pacientes ansiosos tienden a pensar demasiado y de manera rumiativa hasta el punto de no prestar suficiente atención a los detalles sensoriales y emocionales del "aquí y ahora”.
En la misma línea, la estabilidad resulta ser un problema en este caso porque este tipo de pacientes tienden a considerar sus pensamientos como la verdad absoluta y
son incapaces de descentrarse de ellos.
¿Qué implicaciones clínicas tiene este estudio?
Los resultados de nuestro estudio indican y refuerzan la idoneidad de centrar la terapia con estos pacientes en primer lugar en la construcción de una sólida alianza terapéutica basada en factores comunes—no perdamos de vista que de las 22 dimensiones narrativas analizadas sólo se daban diferencias marcadas en seis.
Vale la pena tener en cuenta que, según nuestros datos de investigaciones anteriores, en los pacientes ansiosos la correlación entre alianza terapéutica y síntomas es estadísticamente significativa en todas las sesiones desde la 3ª a la 12ª. Esta correlación indica la sensibilidad de la relación entre mejora sintomática y relación terapéutica en función de las dificultades de colaboración del paciente. También según nuestros datos de estudios anteriores, con los pacientes depresivos, especialmente difíciles en cuanto al establecimiento de una relación de colaboración, la calidad del vínculo terapéutico es menos predictora de la mejora que con los pacientes ansiosos.
Dicho esto, nuestros resultados también indican que la terapia con los pacientes deprimidos haría bien en centrarse en flexibilizar su forma de construir su experiencia (que a menudo les lleva a predicciones invariables de fracaso y frustración que actúan como profecías de autocumplimiento).
Por lo que respecta a lo interpersonal, sería aconsejable incluir como meta de la terapia con estos clientes el incremento de su capacidad de construir las relaciones interpersonales más allá de lo superficial; es decir, el fomento de su capacidad de profundizar en el conocimiento de los demás (a los que en general ven sólo como una fuente de invalidación o fracaso) sin sentirse amenazados por ello. La propia relación terapéutica puede ser un buen contexto para este incremento si se consigue salir del patrón autoinvalidante recursivo en que frecuentemente se encuentran estos clientes.
En cuanto a los pacientes ansiosos, nuestros resultados indican que se debería centrar la terapia en ayudarles a “pensar menos”, o mejor dicho, a pensar de forma menos rumiativa, más centrada en el aquí y ahora y no equiparando sus creencias subjetivas (teñidas de formas de construcción ansiógenas, claro) con la verdad absoluta. A la luz de estos objetivos se puede entender mejor la utilidad de técnicas de mindfulness en estos casos, por supuesto perfectamente complementarias con cualquier otra de preferencia personal del terapeuta que conduzca a los mismos resultados deseados.
¿Cuáles son las principales limitaciones del estudio?
Se trata de un estudio con un número pequeño de participantes. Si bien teniendo en cuenta a la metodología cualitativa de análisis del material eso no es necesariamente un problema grave, sí que limita la posible generalización de los resultados. Como siempre… se necesita más investigación.
¿Cómo puedo conseguir una copia del trabajo para leerlo con detalle?
Puedes solicitármela directamente por mail: lluisbg@me.com