miércoles, 27 de marzo de 2024

Autorregulación Emocional y Significado

La autorregulación emocional es fundamental para el bienestar psicológico y la salud mental. En el enfoque constructivista integrador se entiende que cada individuo construye su realidad emocional a través de la interacción con su entorno y sus propias experiencias. La capacidad de regular las emociones permite gestionar adecuadamente las respuestas emocionales ante situaciones diversas, lo que facilita la adaptación y el manejo eficaz del estrés.

Además, las emociones no son simples reacciones automáticas, sino que representan una valiosa fuente de información sobre nuestras necesidades, valores y creencias personales. Al comprender y procesar estas emociones, podemos obtener un mayor entendimiento de nosotros mismos y de nuestras relaciones interpersonales, promoviendo así un mayor bienestar emocional y una comunicación más auténtica y satisfactoria con los demás.

Una forma de transformar las emociones en significado e información y de ser capaz así de gestionarlas (no suprimirlas) es seguir la siguiente secuencia:

  1. Notar el sentimiento/emoción: Este paso implica ser consciente de las emociones que estás experimentando en un momento dado. Por ejemplo, podrías notar que te sientes ansioso antes de dar una presentación importante en el trabajo.
  2. Nombrar el sentimiento/emoción: Después de notar la emoción, es útil identificar y etiquetar qué estás experimentando. Siguiendo el ejemplo anterior, podrías nombrar el sentimiento como "nerviosismo".
  3. Aceptar el sentimiento/emoción: Una vez que has identificado la emoción, es importante aceptarla sin juzgarla como buena o mala. En el caso del nerviosismo antes de la presentación, podrías reconocer que es simplemente normal sentirse así en una situación como esa.
  4. Estar con el sentimiento/emoción: En este paso, te permites sentir la emoción en su totalidad sin intentar suprimirla o evitarla. Por ejemplo, podrías permitirte sentir las sensaciones físicas que la acompañan, tales como el ritmo cardíaco acelerado.
  5. Permanecer con él hasta que cambie: A veces, los sentimientos y emociones cambian naturalmente con el tiempo si se les permite ser sentidas y experimentadas completamente... como olas en la playa que llegan, rompen y se retiran. Continuando con el ejemplo, podrías permanecer con los "nervios" antes de la presentación y observar cómo disminuyen gradualmente a medida que te adaptas al entorno.
  6. Ofrecerte compasión a ti mismo: Durante este proceso, te das a ti mismo el mismo el cuidado y la comprensión que ofrecerías a un amigo que estuviera pasando por una situación similar. Podrías articular una voz interior en ti mismo, quizás ya sea la de alguien en tu vida, o una nueva para ti, y decirte palabras de aliento tales como "Es normal sentirse nervioso, lo estás haciendo bien".
  7. Reflexionar sobre lo que el sentimiento/emoción te enseñó: Después de haber experimentado la emoción, reflexionas sobre lo que aprendiste de esa experiencia. En el ejemplo de la presentación, podrías darte cuenta de que los nervios te ayudaron a estar más alerta y preparado para el evento, o que los sentías porque para ti es muy importante una actividad así dado que crees que está en juego tu imagen social.
  8. Decidir cómo responder: Basándote en la reflexión anterior, tú decides cómo actuar en consecuencia. Quizás decidas, por ejemplo, practicar técnicas de relajación o respiración antes de futuras presentaciones para reducir los "nervios".
  9. Dejar ir: Finalmente, una vez que hayas procesado la emoción y tomado medidas para abordarla, te permites soltarla y seguir adelante. En el caso de los "nervios" antes de la presentación, podrías dejar de verlos como absolutamente negativos y bloqueantes y centrarte en lo informativos que resultan en referencia a que te enfrentas a una situación relevante para ti y que cuanto más seguro y preparado estés mejor resultará.
Aquí tienes otro ejemplo aplicado extraído de un caso reciente relacionado con una cita con tu pareja donde necesitas abordar un tema delicado que te causa mucha culpabilidad. Ese sentimiento se debe a que le has de comunicar que no puedes ir a un viaje que teníais planificado porque se ha acumulado una cantidad inesperada de trabajo urgente que no puedes rechazar hacer.

Antes de la cita, te das cuenta de que estás experimentando una fuerte sensación de culpabilidad. (Notas el sentimiento/emoción.)

Identificas la emoción como "culpabilidad" y reconoces que es lo que estás sintiendo en ese momento. (Nombras el sentimiento/emoción.)

Aceptas la culpabilidad como una emoción legítima que surge de una situación específica en la relación. (Aceptas el sentimiento/emoción).

Permites que la culpabilidad se manifieste plenamente en tu conciencia sin intentar ignorarla o suprimirla. (Estás con el sentimiento).

Te das cuenta de que la culpabilidad puede persistir hasta que la enfrentes y la resuelvas de manera constructiva durante la conversación con tu pareja. (Permaneces con el seintimiento/emoción hasta que cambie).

Te recuerdas a ti mismo que eres humano y que cometer errores es parte de la experiencia humana, y te das la compasión que necesitas en este momento difícil. (Te ofreces compasión a ti mismo).

Analizas la causa de tu culpabilidad y reflexionas sobre cómo tus acciones o inacciones pueden haber afectado a tu pareja y a la relación. (Reflexionas sobre lo que el sentimiento te enseñó). 

Basándote en tu reflexión, decides cómo abordar el tema delicado con tu pareja de una manera honesta y respetuosa. (Decides cómo responder). 

Una vez que has discutido el tema con tu pareja y habéis trabajado juntos para encontrar una solución o resolver el problema, te permites soltar la culpabilidad y avanzar en la relación con una mayor comprensión y compromiso. (Dejas ir).

📋 Pruébalo, conviértelo en un hábito y recuerda que puedes contactar conmigo si necesitas ayuda terapéutica o si eres terapeuta y buscas supervisión.

martes, 30 de agosto de 2022

Future Past

Decía Lawrence Durrell que "Solo en los silencios del artista se puede ordenar, reelaborar y hacer que la realidad muestre su lado significativo. Esta forma de dar sentido a la realidad reordenándola puede transformarse fácilmente en una obra de arte." No hay duda de que el tiempo impone su propia flecha, inexorable e inmisericorde, avanzando siempre en una sola dirección por lo que respecta a la "vida real" en el sentido puramente cronológico. Esa flecha siempre hacia adelante es la que impone la dirección de la primera parte de la noción de Bertha Mook de que la vida se vive mientras se narra [y se narra mientras se vive], y Kierkegard nos recuerda que se vive hacia adelante, [pero se entiende hacia atrás].

Efectivamente, vivimos hacia adelante, inevitablemente empujados o arrastrados por la flecha del tiempo, e incluso la sensación subjetiva de que el tiempo se detiene en momentos de extremo sufrimiento (o de extremo deleite) no deja de ser eso, subjetiva, porque mientras suceden momentos así el reloj corre igualmente, lo que conlleva a veces la desagradable sorpresa de que si bien nuestro tiempo personal estaba detenido, el del mundo seguía avanzando sin nosotros... sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando decía el tango.

Y sin embargo en esos silencios del artista en el sentido durrelliano,  en esos momentos de narrar lo vivido, de entender, de ser en lugar de hacer como los llama Kabat-Zinn, la construcción de significado se libera de constricciones físicas cronológicas y se nos hace infinitamente posible gracias al efecto de nuestra capacidad reflexiva y a la memoria autobiográfica propia de nuestra especie. Podemos esparcir nuestros acontecimientos vitales sobre una superficie atemporal, a modo de multiverso existencial, y jugar a reordenarlos para ver, de nuevo en sentido durrelliano, qué lado significativo muestran. Y digo podemos muy consciente como terapeuta de que a veces nuestras propias restricciones sistémicas inter e intrapersonales son tan o más impositivas que la propia flecha del tiempo. De que a veces no es que no sea posible reconstruir nuestra narrativa, sino que no nos es posible a nosotros aquí y ahora. De que por un terror atávico al vacío existencial momentáneo previo a dar nuestro particular salto de la fe narrativo acabamos en el dilema que identificaba Faulkner cuando decía que entre la pena y la nada me quedo con la pena.

Pero aquellos intrépidos navegantes del multiverso narrativo que no nos conformemos con la pena, al quedar liberados de la tiranía de la flecha del tiempo podemos experimentar con posibilidades potencialmente infinitas que normalmente no nos permitimos... ¿qué sentido tendría reescribir mi vida como si el pasado fuese imprescindible para el presente, como si todo lo que he vivido fuese necesario para llegar a hoy? O por ejemplo ¿si hablase ahora con mi yo adolescente qué le diría para que tenga sentido lo que va a vivir pero a la vez no se lo impida por el hecho de saber demasiado antes de tiempo? (el clásico dilema del viaje en el tiempo que apasionaba entre otros a Asimov y que ha dado lugar a todo un género literario y cinematográfico en sí mismo a la vez que a una pléyade de producciones científicas... solo que en este caso en un plano psicológico y cien por cien personal).

Por extensión... puedo escribir una carta del yo/autor desde el futuro dirigida a un yo/personaje de cualquier punto del pasado pero focalizada en cómo cada punto de giro del pasado llevaba a ese futuro presente. Escrita desde una posición de autor omnisciente que conecta los puntos del pasado para entender el presente (futuro). La vida se vive desde el presente hacia el futuro pero se entiende desde el presente hacia el pasado. Podemos mover la ubicación temporal de ese presente convirtiéndolo en un futuro presente que reflexiona sobre el futuro pasado. 

Más ejemplos...

¿Cuál es la verdad más dura que he aprendido?

¿Qué es lo más valioso que he aprendido de esta vida?

Si tuviera otras tres vidas por vivir, ¿qué haría en cada una de ellas?

¿Qué sería diferente ahora si hubiera hecho una elección diferente?

¿Cuáles son las cosas que me mantienen en marcha?

¿Qué tipo de persona quiero ser?

¿Qué línea de trabajo planeo seguir en el futuro?

¿Dónde quiero estar dentro de 5, 10 o 15 años?

¿Cómo puedo mejorar mi vida.

Si descubriese que voy a morir mañana, ¿cuáles serían las tres cosas de las que más me arrepentiría?

Asumiendo que mi vida es una historia y yo soy el autor, ¿cómo es mi final feliz?

Elegir eventos del pasado que han quedado suspendidos, no construidos, no narrados, y entramarlos entre sí ¿a qué historia de mí mismo en el pasado da lugar? ¿a qué futuro alternativo? ¿quién pasa a formar parte de él, o quién deja precisamente de serlo?

Una línea narrativa dominante de un self único puede explicar algunas experiencias, pero para explicarlas todas se necesitaría una narreativa múltiple narrada por un self polifónico.

Las preguntas creativas que puden dar lugar a respuestas que te cambien la vida se tornan literalmente incontables una vez liberados de la tiranía del tiempo... Oh time thou art a heartless bitch, parafraseando a Sheldon Cooper cuando se refiere a la gravedad y su molesta tendencia a hacer que se nos caigan las cosas. El tiempo no hace necesaria o literalmente caer cosas de nuestras manos, pero sí a veces hace que se volatilicen, que decaigan, por ejemplo, esperanzas e ilusiones.

Esparcir eventos en un espacio atemporal, multidimensional... hacer emerger diferentes historias con cada nueva elección de eventos a entramar... jugar con la enorme libertad que nos abre el no ser empujados o arrastrados por la inmisericorde flecha del tiempo (oh time, thou heartless bitch)... al final tiene todo ello mucho que ver con lo que sucede en terapia cuando esta va más allá de la simple búsqueda de soluciones a problemas, cuando se convierte en lo que Kelly llamaba una aventura ontológica.

¡Adelante!, pues; o, más bien, ¡adelante, atrás, hacia arriba, abajo, hacia los lados, saltando alegremente entre dimensiones cuánticas de espacios en un multiverso existencial y narrativo mientras re-editamos continuamente nuestra particular Guia del Autoestopista Galáctico...! Total... el Pirata de Espronceda ya decía que y si caigo... ¿qué es la vida? Por perdida ya la dí cuando el yugo del esclavo como un bravo sacudí. Liberemos nuestra capacidad de re-narrarnos y re-vivirnos siempre que queramos--sin exagerar y perder la vida en el intento, claro está. Corren tiempos tan complicados y constreñidos que nos va a hacer falta no solo como individuos sino como colectivo de pasajeros de un planeta a la deriva que más nos vale cuidar y convertir en un lugar mejor del que nos fue dado, al menos mientras estemos a tiempo--y ese tiempo sí que avanza inexorable.

¡Feliz vuelta al cole a tod@s!

So don't you cry

For what will never last

Each moment created in time

It's all a future past

That we are living now

--Duran Duran (Future Past)


domingo, 20 de marzo de 2022

Recensión de Libros: La Construcción del Cambio Terapéutico. Entrada invitada. Por Meritxell Pacheco.

El Dr. Botella nos ofrece la madurez de sus 30 años de práctica psicoterapéutica, docencia e investigación, y siendo siempre una inspiración para quienes tenemos el privilegio de acompañarle desde las aulas y despachos de la FPCEE Blanquerna hasta donde su pasión por el proceso psicoterapéutico, las relaciones y el constructivismo le lleven. Un viaje como el que el propio Dr. Botella nos propone en este libro: hacia el conocimiento de lo más profundo y lo más simple, aunque no menos valioso, de la relación, la teoría y la técnica psicoterapéuticas. Este es un libro que sintetiza ese saber co-construido día a día, siempre reflexionado, y aportando la mirada lúcida de alguien con una forma única de mirar las relaciones humanas en general y el proceso psicoterapéutico en particular.

Luis Botella es también un infatigable viajero, amante de la música y la literatura. Y eso se refleja también en su libro, repleto de referencias literarias y musicales, e incluyendo el epílogo “siete consejos y seis viajeros”. Esos siete consejos y la historia apócrifa de los seis viajeros reflejan gran parte de lo que el libro pretende ser, un instrumento para la gestión de las competencias del terapeuta, que cada cual comprenderá y aplicará a su manera. My way. ¿El My way de Sinatra, o el de Sex Pistols, o el de alguna de las más de 100 versiones que existen de esa canción? Pues a eso me refiero, cada cual se aproximará al texto según el bagaje que lleve, según cómo y con quien lo haya co- construido.

Y a alguien puede sorprenderse de que empiece la recensión del libro por el final. Quizás es porque no se trata de un epílogo convencional; el epílogo y los apéndices aportados, el primero sobre el constructivismo relacional, y el segundo sobre los últimos avances en integración en psicoterapia, constituyen el mapa con el que emprender el viaje propuesto. El autor propone en el apéndice que el lector haga el uso que prefiera de esta parte final del libro: que la use a modo de introducción a la base teórica y conceptual del libro, a modo de conclusión o reflexiones finales, o como ampliación del contenido del libro. Yo me atrevo a sugerir que quien no tenga un conocimiento previo de la base teórica que el Dr. Botella maneja, empiece por el final. Por otro lado, quienes ya estén previamente en contacto con esa base teórica, pueden meter el mapa en el equipaje y consultarlo en caso de necesidad.

Y yendo, ahora sí, al inicio, Luis Botella presenta el libro como una síntesis de todo su bagaje como psicoterapeuta, docente e investigador a lo largo de los años, y contextualiza la revisión final del manuscrito en el contexto de la pandemia que sigue desolando al mundo. Le imagino revisando el texto durante el confinamiento y esperando poder aportar al mundo un mensaje optimista y de contenido riguroso para poder lidiar con el sufrimiento humano, centrándonos en trabajar con los recursos y las fortalezas, más que sobre los déficits. En el libro, el autor presenta la Terapia Constructivista Integradora (TCI) como un enfoque “centrado en competencias, colaborativo, constructivista relacional e integrador para la gestión de los recursos del terapeuta en la práctica clínica” (Botella, 2020, p. 15). La TCI combina, entre otras cosas, las recomendaciones de la American Psychological Association, APA, sobre la práctica basada en la evidencia, con las reflexiones procedentes de innumerables horas de práctica psicoterapéutica, de la investigación en psicoterapia y de la co-construcción con consultantes, compañeros y estudiantes. El Dr. Botella parte de la consideración de la psicoterapia como reconstrución colaborativa de la experiencia, con base teórica en el constructivismo relacional, fundamentada en la investigación de resultados y procesos psicoterapéuticos, y técnicamente integradora.

El primer capítulo del libro, El rol del cliente en la relación terapéutica: Concepciones básicas, evidencia empírica e implicaciones prácticas, sitúa al cliente en agente activo del cambio. Partiendo de los principales resultados científicos sobre variables de la relación terapéutica, pone el énfasis en los fundamentos de una construcción colaborativa de la relación terapéutica, en oposición a los discursos del déficit, del etiquetaje psicopatológico y, en definitiva, de la consideración de la posición jerárquica superior del terapeuta que impera en los modelos objetivistas de los procesos de cambio psicológico humano.

En cuanto al segundo, Comprensión sistemática de la demanda del cliente, el autor presenta una visión ecológica de la demanda de ayuda, que incluye la cosmovisión del cliente y sus valores socioculturales de referencia. En un contexto de colaboración terapéutica, el profesional conceptualiza la demanda a partir de la construcción de hipótesis transitivas, que guían las decisiones terapéuticas, y que irán variando en función de lo que cliente y terapeuta vayan co-construyendo. El Dr Botella expone distintos procedimientos de conceptualización terapéutica y ejemplifica sus argumentos con viñetas clínicas.

En el tercer capítulo, Conceptualización de casos mediante Mapas Cognitivos Borrosos, el Dr. Botella explica el origen de los Mapas Cognitivos Borrosos, MCB, como extensión de la lógica binaria, explorando los límites de la claridad y la borrosidad en el uso del lenguaje natural. Enfatizando los procesos conversacionales en la construcción de la intervención terapéutica y huyendo de clásicos posicionamientos binarios que se alejan de la borrosidad natural de la construcción de la experiencia, el autor enseña cómo utilizar un Mapa Cognitivo Borroso para conceptualizar y planificar casos. Presenta también el MCB-FRP, Mapa Cognitivo Borroso del proceso de Formación y Resolución de Problemas humanos, como modelo de simulación y toma de decisiones terapéuticas.

El cuarto capítulo, Planificación del Proceso Psicoterapéutico, se destina a explorar la relación entre metas, objetivos, estrategias y técnicas que, por supuesto, no es lineal. La clarificación de metas y de estrategias terapéuticas llevarán al diseño de tareas terapéuticas acordadas con el cliente, atendiendo a su singularidad personal y a la de su demanda así como a los recursos disponibles. El Dr. Botella explica detalladamente este proceso y lo ilustra a partir de conversaciones y decisiones terapéuticas.

En cuanto al quinto capítulo, El desarrollo de la terapia como acción conjunta, el autor incide en el desarrollo colaborativo de la terapia, competente y flexible. Presenta numerosas propuestas técnicas, procedentes de distintas orientaciones terapéuticas compatibles con la base constructivista de la TCI, y aporta también varios instrumentos para monitorizar la evolución del proceso psicoterapéutico y de la alianza terapéutica.

Coherentemente con el rigor científico del autor, el sexto y último capítulo, Evidencia de la eficacia y proceso de la Terapia Constructivista Integradora, se destina a la demostración de la eficacia de la TCI así como al análisis pormenorizado de sus procesos. En este capítulo se presentan datos procedentes de 239 clientes con gravedad clínica que concluyen la reducción sintomática estadísticamente significativa así como un mayor bienestar subjetivo y funcionamiento psicosocial general, igualmente estadísticamente significativos, al final de la intervención. Se evidencia también la ya clásica relación entre alianza terapéutica y cambio sintomático.

A modo de conclusión, el libro es un magnífico aporte ya que sintetiza décadas de investigación sobre la eficacia y el proceso psicoterapéutico, presenta una base teórica madura y fundamentada en la evidencia empírica, y además es de lectura amena puesto que incluye numerosas viñetas clínicas, ejemplos prácticos y aportes técnicos que serán inspiradores y útiles para los psicoterapeutas. Cada uno llegará a un lugar distinto con la lectura de este libro, y el camino lo vivirá también a su manera, pero será seguro un trayecto inspirador, optimista y posibilitador.

Botella, L. (2020). La construcción del cambio terapéutico. Desclée De Brouwer. ISBN: 978-84-330-3124-2

(Esta recensión fue publicada originalmente en la Revista de Psicoterapia y se reproduce aquí con permiso de la autora y del director de la misma).

sábado, 5 de febrero de 2022

Mapas Cognitivos Borrosos y Psicoterapia Constructivista Integradora

La psicoterapia concebida desde un punto de vista constructivista ha sido metafóricamente equiparada por Robert A. Neimeyer a crear un puente empático con el cliente, cruzar ese puente, mapear el territorio de significados del cliente y ampliarlo, una metáfora que por extensión caracteriza probablemente a casi cualquier encuentro humano significativo. La Psicología de los Constructos Personales (PCP) ha sido enormemente útil en el proceso de creación de métodos para mapear los mundos de significados de nuestros clientes de manera no prescriptiva y centrada en el cliente, tales como la Rejilla y la Autocaracterización, por nombrar los dos más obvios. Al mismo tiempo, y desde dominios algo diferentes, el uso de Mapas Cognitivos Borrosos (MCBs) ha avanzado significativamente en las últimas décadas en el estudio de mapas de significados individuales y compartidos en áreas como la empresarial (para la planificación de productos y apoyo a la toma de decisiones), economía, educación, medicina (para diseñar modelos de sistemas y proporcionar sistemas de diagnóstico y apoyo a la toma de decisiones), ingeniería (para modelar y controlar sistemas complejos), planificación de proyectos (para analizar las dependencias mutuas entre los recursos del proyecto), robótica, aprendizaje asistido por ordenador, sistemas expertos y, más recientemente, en la investigación en ciencias sociales como una herramienta de apoyo a la toma de decisiones en colaboración--por ejemplo en la planificación de los recursos naturales. Los MCBs se parecen a los mapas conceptuales estándar porque están compuestos por un conjunto de nodos y aristas que los conectan. La diferencia es que en un MCB los nodos se entienden como conjuntos borrosos y las aristas ponderadas (también no binarias) como la relación causal entre los nodos que conectan. Un conjunto borroso (frente a uno dicotómico o nítido) es aquel en el que la pertenencia de sus elementos no está limitada a 1 ó 0, sino que puede asumir un rango en el intervalo [0,1]. En el artículo y el video que tenéis a continuación se aborda en qué medida los MCBs y la lógica matemática que incorporan son coherentes y compatibles con la PCP y se presenta un procedimiento para derivar tanto MCBs como Gráficos de Comportamiento a lo Largo del Tiempo a partir de Rejillas de repertorio (o de cualquier otra forma de acceder a las construcciones del otro, de hecho) y usarlos para dar sentido, planificar e incluso simular el proceso psicoterapéutico.




Psicología y Pseudociencia

Os comparto el video de la mesa de trabajo sobre Psicología y Pseudociencia en la que tuve el placer de estar presente como ponente invitado durante la VIII Jornada de Excelencia e Innovación en Psicología en Madrid el 17 de diciembre de 2021. Aprovecho para agradecer al Prof. Marino Pérez su amable invitación y para felicitar al resto de compeñeros de la mesa por sus excelentes presentaciones que podéis ver aquí.



El Gran Debate de la Psicoterapia

Aquí tenéis mi entrevista a Bruce Wampold en referencia a la segunda edición de El Gran Debate de
 la Psicoterapia, actualizada y revisada para ampliar la presentación del Modelo Contextual, que se deriva de una comprensión científica de cómo sanamos los humanos en un contexto social y explica los hallazgos de una amplia gama de estudios de investigación en psicoterapia. Este modelo proporciona una alternativa convincente a la investigación tradicional sobre el resultado de la psicoterapia que tiende a centrarse en identificar el tratamiento más eficaz para determinados trastornos mediante el énfasis en los ingredientes específicos del tratamiento. La nueva edición de la obra también incluye una historia de las prácticas curativas, la medicina y la psicoterapia, un examen de los efectos del terapeuta y una revisión exhaustiva de la investigación sobre factores comunes tales como la alianza, las expectativas y la empatía.


jueves, 3 de febrero de 2022

Hablando de la Muerte

Me entrevistaba hace poco la periodista Isabel Rubio respecto a algunos aspectos de cómo abordar el tema de la muerte con personas en fases terminales. Este es un extracto de la entrevista.

¿Es recomendable hablar de la muerte con pacientes que saben que se van a morir o es mejor evitarlo? ¿Y con los que puede que se mueran o que no? 

Evitarlo solo dificulta o imposibilita que puedan tener un papel activo en su propio proceso vital, en este caso en el final de él. Habrá que abordar el tema de la forma más adecuada en cada caso, eso por descontado, pero no hablar de ello es hacer a la persona más víctima aún del proceso al que se enfrenta. Evitar el tema de forma casi fóbica puede producir sentimientos de alienación y soledad extrema en la persona que se enfrenta a un momento tan trascendental. Cancer Research UK por ejemplo tiene un artículo breve pero muy bueno aquí: https://www.cancerresearchuk.org/about-cancer/coping/dying-with-cancer/coping-with-the-news/talking-about-dying

¿Conviene que expresen su inquietud frente a este tema o que lo eviten?

Por supuesto que lo expresen. De otra forma dicha inquietud, que puede llegar a ser auténtica angustia o desesperación existencial, complicará más aún el proceso y lo dificultará todo no solo en lo psicológico y relacional sino incluso en lo médico. Si la familia no se siente capaz hay psicoterapeutas expertos en el tema que pueden acompañar al paciente tanto como a la propia familia. El Portland Institute for Loss and Transition (https://www.portlandinstitute.org) por ejemplo tiene un excelente y amplio programa de capacitación y actualización de tales profesionales alrededor del mundo entero. 

¿Qué consejos podemos seguir para hablar con personas enfermas sobre este tema?

En esencia uno muy claro: ninguno de nosotros tiene certeza alguna de qué sucede tras la muerte y todos somos peregrinos en busca del sentido de la propia vida cuando nos enfrentamos a la muerte. Hay que acompañar el proceso de morir desde la humildad y sobre todo creando un espacio en que la persona le pueda dar sentido (eso ha demostrado ser esencial, véase por ejemplo este estudio https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2964862) acomodándolo a su propio sistema de creencias y valores. 

¿Qué tipo de mensajes no debemos decir? ¿Puedes poner algún ejemplo?

En general todo lo que intente "tranquilizar" puede parecer que le quita importancia a lo que está sucediendo y por lo tanto ser vivido como estúpido e incomprensivo. Mejor callar y coger la mano de la persona transmitiendo amor y compasión por ejemplo que decir cosas del estilo de "¡ánimo que saldrás de esta..!"

También la "falsa empatía" con mensajes estilo "sé muy bien por lo que estás pasando" se vive de forma alienante... al fin y al cabo nadie que no haya muerto sabe a qué se enfrenta alguien que está en una fase terminal. Incluso en el caso de alguien que hubiese pasado por un proceso similar y hubiese sobrevivido contra pronóstico, sus "sé como te sientes" estarían teñidos de su propia perspectiva indefectiblemente personal y subjetiva.

¿Qué tipo de mensajes sí pueden ser una buena opción? ¿Puedes poner algún ejemplo?

Todo aquel que transmita empatía, amor, compasión, comprensión, sentido... Por ejemplo (y siempre que la relación con la persona lo haga adecuado, por supuesto):

Te quiero.

Gracias por enseñarme a...

Siempre recordaré cuando tú y yo...

Espero que me disculpes por...

Siempre quise decirte que...

Siempre quise preguntarte...

Me has influido para siempre en...

Me acuerdo de nosotros juntos cada vez que...

Me pregunto qué me aconsejarías en el futuro si...

Mi vida ha sido diferente gracias a ti porque...

Algo que he aprendido de ti y que siempre llevaré conmigo es...

domingo, 21 de noviembre de 2021

Variedades de la experiencia constructivista (o ¿qué es ahora la CO de ASEPCO?)


Se da la circunstancia de que esta entrada en nuestro blog coincide con la noticia de la muerte de Aaron Beck a sus cien años hace sólo unos días.

Quisiéramos que sirviese pues de homenaje y muestra de nuestro más profundo respeto y admiración para quien fue sin duda alguna uno de los fundadores de la terapia cognitiva. La capacidad de Beck de ir más allá del conocimiento disponible en sus tiempos y fundar lo que constituyó la base de toda una forma alternativa de concebir al ser humano y sus procesos de cambio son absolutamente indiscutibles.

Sin ningún género de dudas, si estamos donde estamos es porque en muchos sentidos caminamos subidos a hombros de gigantes. Y también sin ningún género de dudas Aaron Beck fue uno de esos gigantes.

Cuando fundamos ASEPCO en la Barcelona olímpica de los años 90 del siglo pasado (sí, del siglo pasado) y ante la pregunta de por qué no llamarla ya entonces Asociación Española de Psicoterapias Constructivistas, la reflexión fue que Cognitivas era un término mucho más (re)conocido y facilitaría su posicionamiento. Efectivamente en ese momento era así, aunque de hecho si solo se trata de lo conocido del adjetivo es muy probable que aún lo siga siendo ahora 30 años después… sí, ¡30 años!

¿Qué ha variado pues en esas tres décadas de cambio de siglo que haga que la CO de ASEPCO tenga ahora mayor sentido como COnstructivista que como COgnitiva? Pues básicamente que la mayoría de sus soci@s no se identifican con un modelo de terapia cognitiva clásico, aunque lo integren en muchos casos. Esta entrada intenta ayudar a comprender más plenamente esta deriva histórica. Treinta años y un cambio de siglo merecen este adjetivo aunque esté bastante desgastado últimamente por su sobreutilización debido a todo lo que nos ha tocado vivir en más de un ámbito.

La Terapia Cognitiva en el modelo clásico de Beck, y sus variantes en las diferentes versiones que surgen en la segunda mitad del siglo pasado, vienen inicialmente marcadas por un acentuado racionalismo que tenía mucho sentido desde dichos modelos pero que ya desde entonces marcó una diferencia clara entre esos modelos y los constructivistas. Mientras los primeros tenían claro que uno de los factores que da lugar al sufrimiento humano objeto de la psicoterapia son las cogniciones irracionales, los constructivistas, por motivos epistemológicos entre otros, discrepaban del uso del término. 

Efectivamente, si el conocimiento se concibe como una construcción que se acerca progresivamente a la realidad pero nunca la alcanza del todo, como una asíntota en la metáfora de Kelly, es difícil concebir cómo algo puede ser racional o irracional en términos dicotómicos de lógica aristotélica. Más bien parece que una “cognición” puede ser más o menos útil, predictiva, funcional… quizás incluso inspiradora, pero siempre en mayor o menor medida, no de forma absoluta. Y, sobre todo, que si lo “racional” se mide por la comparación con un modelo correcto y cierto de la realidad, se entra en la difícil posición filosófica de determinar cuál es ese modelo que opera al margen de las construcciones humanas.

Otra objeción del COnstructivismo a las terapias COgnitivas clásicas era el uso del término “cognitivo” como sinónimo de intelectual y diferenciado de lo emocional. En ese punto, por poner a Kelly de nuevo como ejemplo, él mismo discrepó explícitamente de que la Teoría de Constructos Personales fuese “cognitiva”… o al menos no más cognitiva que “emocional”, decía él.

La labor continuada de much@s de l@s terapeutas posicionad@s ya como constructivistas desde esa época inicial de ASEPCO ha hecho sin duda evolucionar a las Terapias Cognitivas hacia posiciones más próximas a esa epistemología. Leer trabajos (o ver sesiones) de terapia cognitiva contemporánea así lo atestigua. Así, “lo COgnitivo” y “lo COnstructivista” han sido objeto de otra CO… la CO-deriva.

Y aún así, o quizás debido a ello, una mayoría de l@s socio@s de ASEPCO prefirieron el término constructivista para identificar la CO de su asociación. Mi impresión es que, entre otras cosas, eso se debe a que hoy en día es fácil pensar en el constructivismo como algo más que “una terapia”; como una epistemología que abarca y potencialmente integra diferentes terapias que comparten una idea nuclear (si bien luego cada una la desarrolle en direcciones diferentes): que la experiencia no dicta su significado sino que este es producto de un proceso de construcción muy humano. Es fácil ver como en este punto coinciden toda una pléyade de terapias y orientaciones teóricas contemporáneas: narrativas, posmodernas, cognitivas, humanistas y sistémicas entre otras.

Y precisamente eso (el potencial integrador del constructivismo como epistemología) es algo que desde ASEPCO algun@s ya argumentábamos desde sus orígenes. Por eso, y también desde mi posición absolutamente personal, discutible y revisable, por supuesto, la CO de constructivista integra la CO de cognitivo y ofrece ventajas muy distintivas para encarar como asociación un futuro de la psicoterapia marcado por tendencias como lo transdiagnóstico, la integración o los aportes de nuevas disciplinas (o los nuevos aportes de disciplinas que no son exactamente nuevas) y que van desde las teorías literarias a la neurobiología, la Inteligencia Artificial o la Lógica Difusa… entre muchas otras y sin pretensión ninguna de exhaustividad.

Así que, COmpañer@s, COlaboremos en la CO-construcción de un futuro que nos saque a tod@s de una vez de las dificultades que nos han tocado vivir. Bienvenidas las variedades de la experiencia CO, y que nos ayuden a COntribuir como terapeutas a que nuestros clientes (y nosotr@s mism@s) podamos seguir elaborando nuestros ciclos de experiencia, narrativas, sistemas de constructos, cogniciones, relaciones y demás de forma óptima en estos nuevos años 20 y en adelante.

Luis Botella

Miembro fundador de ASEPCO. Didacta, Psicoterapeuta y supervisor.

(Entrada publicada originalmemte en el Blog de ASEPCO)

domingo, 15 de noviembre de 2020

La mayoría de los trastornos mentales no son enfermedades mentales. Entrada invitada. Por Gregg Henriques.

Estamos siendo testigos de como el sufrimiento surge de patrones desadaptativos en una sociedad con problemas.

Aunque algunos trastornos mentales sean también enfermedades mentales, muchos no lo son. Para entender lo que quiero decir podemos empezar con un buen ejemplo de un trastorno mental que también es una enfermedad mental. Una enfermedad se puede concebir como una “avería biológica” que resulta en daño. Dicho esto, las enfermedades mentales son condiciones que involucran procesos mentales deteriorados que pueden entenderse en términos de averías neurobiológicas nocivas. La enfermedad de Alzheimer es un buen ejemplo obvio. El funcionamiento neurobiológico del sistema de memoria y otros procesos neurocognitivos se descompone de una manera que deteriora los patrones de comportamiento mental de la persona. Sin embargo, los trastornos mentales más comunes que se tratan en psicoterapia no son enfermedades mentales.

¿Por qué nuestra sociedad piensa en tantos problemas mentales como si fuesen un "desequilibrio químico" que necesita ser tratado por profesionales, a menudo con medicamentos? Porque la ciencia natural, empírica, moderna y tradicional, ha tendido a ser reduccionista por lo que respecta a sus mecanismos y aún no ha desarrollado un buen modelo consensuado de los procesos mentales humanos. Como consecuencia la salud se suele enmarcar demasiado rígidamente en términos de medicina biológica, los campos médicos se basan en el conocimiento tradicional y hemos institucionalizado la idea de que la salud la tratan los médicos y que las enfermedades "reales" se deben a disfunciones biológicas.

La gran mayoría de los trastornos mentales son "afecciones neuróticas" que no pueden reducirse a mecanismos biológicos averiados. Mas bien las causan arraigados patrones desadaptativos de pensamiento, emoción, acción y relación que están asociados con el sufrimiento y la falta de realización.

Debido a que la sociedad moderna está bastante enferma, no es de extrañar que estemos presenciando una enorme crisis de salud mental. Es casi seguro que no se trata de una epidemia de cerebros averiados. Más bien estamos siendo testigos de como un gran número de personas no tienen idea de cómo lidiar con las emociones negativas ni de cómo es la satisfacción auténtica, un estrés masivo al tratar de alcanzar la visión consumista del éxito que constantemente se nos vende, un entorno informativo caótico, relaciones confusas y tensas entre identidades polarizadas y una sociedad que emplea un “modelo de píldora-enfermedad” de la salud mental que se deriva del hecho de que el conocimiento tradicional nunca ha llegado a desarrollar una buena resolución para el problema mente-cuerpo.

Sin duda, el modelo básico de salud mental humana es bastante claro. El bienestar psicosocial se logra cuando los seres humanos (a) se sienten conocidos y valorados por otras personas importantes para ellos; (b) se desarrollan y crecen en un entorno seguro que sepa cómo ser un refugio seguro que a la vez fomenta la exploración y el desafío; (c) tienen identidades claras y una buenas conexión entre la cabeza y el corazón; (d) son capaces de aprender y adaptarse con significado y propósito; y (e) se sienten conectados a una sociedad sana que tiene una relación también sana con el mundo natural.

La sociedad moderna no consigue demasiado bien este alineamiento. Está atomizada, por lo que es probable que sus individuos no formen parte de una comunidad saludable (de ahí la epidemia de soledad). Está anclada en las relaciones capital-trabajo que hacen que gran parte del intercambio humano se mercantilice e instrumentalice de modo que la influencia social y el control del refuerzo externo (es decir, el dinero) sea la norma, en lugar de serlo la conexión auténtica que engendra el sentido de que las personas son conocidas y valoradas. Sus sistemas de conocimiento están fragmentados y, debido a la Brecha de la Ilustración, son demasiado reduccionistas y mecanicistas.

Como consecuencia literalmente no sabemos cómo hablar sobre el alma humana y todavía tenemos que construir una filosofía/religión efectiva para el siglo XXI que permita el desarrollo de una orientación hacia la sabiduría que sea consistente con el conocimiento tradicional. Hemos perdido el contacto con la sabiduría y las virtudes que cultiva, y en su lugar tratamos de envolver en una burbuja de falsa seguridad a nuestros hijos, lo que sólo sirve para hacerlos más vulnerables. La conclusión es que nos enfrentamos a una crisis de salud mental porque la sociedad moderna está rota en términos de su capacidad para ayudar al alma humana a encontrar sustento y orientarse hacia el bien.

Visto así no es de extrañar que tanta gente esté sufriendo y atrapada en patrones desadaptativos. Sin duda la solución a esta triste situación no se halla en la terapia para todos. Más bien debemos unirnos; con nosotros mismos, con las personas importantes para nosotros, con nuestras comunidades, con nuestras naciones y con la Madre Tierra para comenzar el proceso de encontrar formas de ser que nos permitan cultivar colectivamente la energía de la sabiduría para los sistemas en todos los niveles de análisis en las décadas venideras.

El Dr. Gregg Henriques es profesor asociado de psicología en la James Madison University (JMU) y director del Programa de Doctorado Integrado Combinado en Psicología Clínica y Escolar de la JMU. Imparte docencia sobre psicoterapia unificada, personalidad y evaluación de la personalidad y psicopatología. Sus principales áreas de interés son la unificación teórica de la psicología y la promoción de una psicoterapia unificada.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Psicoterapia y Pandemia (II): Distancia Terapéutica Óptima en tiempos de duelo

En un momento histórico de distanciamiento físico y social, los profesionales de la psicoterapia tendrán que aprender a estar lo bastante cerca emocionalmente de sus clientes como para ser de ayuda, pero a la vez lo bastante distantes como para no verse abrumados por su sufrimiento: deberán combinar hábilmente compasión y el autocuidado.

¿Qué significa esto?

Se ha demostrado consistentemente que la calidad y la fuerza de la relación entre el terapeuta y el cliente es la clave de un resultado y proceso exitoso en psicoterapia. Una parte importante de esta relación es el vínculo emocional (de cuidado, apego, comprensión, confianza...). En el contexto de la pandemia de coronavirus y sus consecuencias, el desafío de establecer y mantener tales relaciones terapéuticas será doble.


Por un lado, los profesionales de la psicoterapia corren el riesgo de estar demasiado distantes (ser demasiado técnicos, demasiado fríos, demasiado directivos...) debido a (a) el uso rígido de manuales o guías de tratamiento ante su propia inseguridad frente a una situación tan novedosa, y (b) la gran cantidad de clientes/pacientes que probablemente verán debido a la abrumadora extensión del trauma y la pérdida directa o indirecta que está causando la pandemia.

Por otro lado, también corremos el riesgo de estar demasiado cerca porque nuestra propia condición humana nos hace resonar con los dramas existenciales que nuestros clientes comparten con nosotros (las historias de esta pandemia no son sobre "psicopatología"; son sobre el significado de la vida y de la muerte), y porque hemos sido entrenados para tal cercanía. Es probable que esta dificultad sea aún mayor en el futuro inmediato debido al hecho nuevo y no trivial del uso necesario y generalizado de herramientas de videoconferencia para atender a pacientes que, como nosotros mismos, están en su entorno familiar. Por lo tanto, en algún momento experimentaremos dificultades para establecer un límite claro y saludable entre nuestra propia vida profesional y personal/familiar/social.

De hecho, esto ya está sucediendo en entornos hospitalarios, donde una gran cantidad de profesionales de la salud están sometidos a niveles extremadamente altos de estrés y trauma sostenido, no sólo al presenciar diariamente cómo docenas de pacientes mueren aislados de sus familias y a pesar de sus esfuerzos para mantenerlos respirando, sino también al experimentar un nivel de fatiga de compasión potencialmente dañino y casi propio de situaciones bélicas, falta de sueño, rumiación, llanto descontrolado, preocupación por infectar a sus familias, rituales compulsivos de cambio de ropa e higiene personal en el hogar, perfeccionismo, miedo a enfermar y evitación de cualquier signo de debilidad física y emocional, conmoción emocional y emociones abrumadoras de culpa, miedo... ¡y todo esto en el contexto de experimentar pérdidas significativas y no poder besar o abrazar a sus parejas, hijos, padres o amigos debido al peligro para la salud que esto (ellos, de hecho) implicaría! Un periódico se refirió recientemente a esta situación como "el Vietnam de los profesionales de la salud" debido a la probable ola de TEPT y otras dificultades psicológicas a largo plazo que generará. Las consecuencias son de hecho imprevisibles, y también es probable que veamos un número creciente de casos de agotamiento y cambios de carrera, crisis espirituales/religiosas y un cuestionamiento general del significado de la vida entre este grupo y otros, particularmente teniendo en cuenta que el sistema sanitario ya estaba sufriendo graves recortes presupuestarios y crisis en muchos países desde bastante antes de la pandemia.


Los profesionales que trabajan con estos grupos deben saber cómo mantener una distancia terapéutica óptima (DTO) en términos de sentirse lo suficientemente cerca del cliente como para poder sentir lo que él o ella siente, pero lo suficientemente separados como para saber que es la experiencia del/la cliente, no la suya (como lo describió acertadamente Larry Leitner), y también cómo fomentar la DTO en los propios roles profesionales de sus clientes. Técnicas e intervenciones tales como la autocaracterización, el diario terapéutico (versión para el cliente), la escucha empática constructiva, el escalamiento para la búsqueda de significado o la compasión terapéutica pueden ayudar a los profesionales a acercarse a sus clientes y a mantenerse cerca de ellos. La construcción de límites saludables, la comunicación no violenta y las prácticas de cuidado tales como la meditación de atención plena, la autocompasión o, una vez más, el diario y la escritura creativa (versión terapeuta) pueden ayudarlos a mantener una distancia saludable. La idea central a través de todo el proceso es cuidarse uno mismo para poder cuidar a los demás.

(Versión española de la entrada en el repositorio de recursos terapéuticos ante la pandemia del Portland Institute for Loss and Tansitionhttps://www.portlandinstitute.org/covid-19-resources)

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viernes, 1 de mayo de 2020

Psicoterapia y Pandemia (I): Entrevista de Anna Díaz Duelt

Anna Díaz Duelt es graduada en psicología (mención clínica) por la Facultat de Psicologia, Ciències de l'Educació i l'Esport (FPCEE) Blanquerna, en la que posteriormente cursó el Máster en Psicología General Sanitaria, siendo seleccionada para los Premios Vila-Saborit al mejor trabajo final de máster de Cataluña. También está formada en la Fundación Aiglé (Buenos Aires) y el Akerman Institute for the Family de Nueva York en psicoterapia integrativa con orientación cognitiva, así como en DBT (Terapia Dialéctica Conductual) por el Behavioral Tech (Linehan Institue of Seattle). Su blog es: https://annadiazdueltpsicologia.wordpress.com

Hace unos días me entrevistaba sobre el tema de la psicoterapia en tiempos de pandemia, confinamiento y Covid-19.

Reproduzco aquí su entrevista.

Anna: ¿Cuáles son los efectos psicológicos del confinamiento avalados por la investigación?

Luis: En la revisión exhaustiva de Brooks et al. (2020) en The Lancet, los autores analizan 3.166 artículos sobre este tema de tres bases de datos electrónicas diferentes (MEDLINE, PsycINFO y Web of Science) y se quedan con 24 que cumplen criterios de relevancia y calidad. Por cierto que la cantidad de artículos dice mucho a favor de la investigación, aunque fíjate que más del 99% eran poco relevantes o tenían defectos metodológicos, lo cual también indica que quizás habría que publicar menos pero con mayor relevancia y mayor calidad.
En resumen, la revisión encuentra evidencia de que hay una serie de factores del confinamiento que afectan negativamente al estado de salud mental de los afectados y que correlacionan con problemas tales como síntomas de estrés postraumático, conductas evitativas y rabia. Como sería de esperar, esos factores son sobre todo (a) la duración del confinamiento (parece que la frontera para que empiece a ser problemático son 10 días), (b) el temor a la infección o a infectar a otros, (c) la frustración y el aburrimiento, (d) las condiciones objetivas de escasez (por ejemplo, falta de alimentos, de atención médica o de medicamentos o condiciones de vida deficitarias) y (e) la información inadecuada.
Hace poco leía también un trabajo que enfatizaba cómo la situación atípica de confinamiento está acentuando la sobrecarga cognitiva que comporta el tener que tomar cientos de decisiones diarias que antes no comportaban ningún dilema, del estillo de si es seguro salir a la compra o no, o si nos conectamos a una videollamada o no es necesario, o cómo planificamos la economía familiar sin estar seguros de qué ingresos tendremos este mes... todo ello comporta un estrés continuado que pasa factura (y fíjate que no estoy hablando de decisiones graves de vida o muerte como las que puede comportar estar en contacto directo con la pandemia).
Además, hay dos estresores post-confinamiento muy contrastados en la investigación: los problemas económicos consecuentes y el estigma experimentado (cuando es el caso) por el grupo más afectado por la infección. Aunque seguramente la situación provocada por la Covid-19 añadirá más elementos aún una vez entremos en esa fase post-confinamiento, como por ejemplo la enormidad de los cambios en las relaciones sociales que provocará al menos a corto plazo o el miedo a la re-infección mientras no se disponga de vacuna o de tratamiento.

Anna: ¿Y qué se puede hacer para mitigar los efectos del confinamiento?

Luis: Pues estos mismos autores concluyen que si bien el confinamiento es claramente indispensable para salvar vidas, sus efectos psicológicos pueden ser preocupantes, extendidos en el tiempo durante meses o años y además afectar a muchas personas a la vez. De hecho, hay muy poca evidencia de que haya factores de riesgo distintivos para los efectos negativos del confinamiento (es decir, que parece muy universal y puede afectar negativamente por igual a un gran número de los confinados) excepto por dos de tales factores: i. padecer algún trastorno o problema psicológico previo y ii. pertenecer a profesiones sanitarias.
En cualquier caso, y siempre con los condicionantes de primar la seguridad de la población, por supuesto, parece que los resultados de la investigación, en cuanto a mitigar dichos efectos, avalan medidas tales como mantener el confinamiento sólo durante el tiempo necesario, aportar toda la información veraz y contrastada posible, procurar la distribución de todos los suministros necesarios, reducir los niveles de aburrimiento y mejorar la comunicación así como enfatizar que la finalidad del confinamiento es proteger a los demás (en lugar de presentarlo como obligatorio y forzoso). La revisión también concluye y enfatiza que se tenga en cuenta especialmente a los profesionales sanitarios por los riesgos que llevan asociados, y así debería ser también para todo aquel que experimente algún problema psicológico previo al momento en que empezó el confinamiento.
Desgraciadamente, y por muchos motivos diferentes, varias de las medidas recomendables antedichas están lejos de cumplirse en el caso del confinamiento actual--aunque eso varía de un país a otro, por supuesto.
Y por otra parte están los efectos del trauma en sí mismo. De hecho el confinamiento no se considera como un trauma en las clasificaciones establecidas, pero nunca había habido un caso como este por extensión y por gravedad de las consecuencias, claro. Hay un estudio reciente de Polizzi, Lynn y Perry (2020) que detalla tres estrategias de afrontamiento que pueden ser beneficiosas para todo el mundo: control, coherencia y conexión. Por control se refieren a mantener la sensación de que a pesar de que el mundo "externo" pueda ser un caos, podemos mantener un grado de elección sobre cómo gestionar nuestro entorno más inmediato y nuestra construcción personal. La coherencia consiste en dar sentido y construir un significado aceptable de las circunstancias, sería como aceptar e integrar narrativamente aquello que no podemos controlar, con lo cual se complementa con la anterior. Y conexión hace referencia a la dimensión interpersonal, relacional y de proximidad e intimidad aunque sea digital en algún caso.

Anna: Me he quedado pensando en lo que decías sobre la importancia de pensar en la finalidad del confinamiento, que es proteger a los demás, y en como eso puede mitigar también el efecto de la soledad y ayudarnos a sentirnos conectados con un todo, dándole mayor sentido a esta vivencia…

Luis: Pues sí, parece demostrado que mueve mucho más a la acción el altruismo que la obligación. De hecho, la investigación sobre reactancia, que se define como la reacción negativa a la sensación de coerción o limitación de nuestras libertades, ya avalaba ese resultado, aunque no se refiriese explícitamente a confinamientos.

Anna: ¿Y qué escenario es previsible cuando pasemos a la etapa post-confinamiento, especialmente desde el punto de vista de los retos para la atención psicoterapéutica?

Luis: Pues con toda probabilidad nos vamos a enfrentar a una situación caracterizada por un número muy considerable de personas con problemas que requerirían tratamiento. A las posibles consecuencias estresantes del confinamiento (y que no son sólo personales, sino en gran medida relacionales y sistémicas) se le van a añadir una proporción inusitada de situaciones de duelo complicado. Decenas de miles de familias han perdido a uno o más de sus miembros en condiciones en las que, por necesidad sanitaria, no han podido ni despedirse de él o ella ni tan sólo participar de algún tipo de ritual funerario.
Como dice Robert Neimeyer desde el contexto del Portland Insitute for Loss and Transition, nos vamos a encontrar con un número enorme de muertes que han dejado "asuntos pendientes" debido a que "en el contexto de la pandemia de Coronavirus, casi todas las muertes que ocurren en el hospital se dan en condiciones de aislamiento, ya que las familias no pueden atender a sus seres queridos a través de la simple presencia al lado de su cama, cogiéndoles de las manos, besándoles en la mejilla o simplemente 'estando allí' para apoyarlos en su posible curación o en su tránsito".

Anna: ¿Qué recomendarías para los terapeutas que ya mismo y en los próximos años van a tener que hacer frente a esta situación?

Luis: Muy resumidamente; formación y supervisión. Parece claro que nos enfrentamos a una situación radicalmente diferente de la anterior a la pandemia. Si antes un gran porcentaje de las demandas de psicoterapia tenían que ver con ansiedad, depresión y estrés, a partir de ahora es más que probable que el duelo complicado y el estrés postraumático aparezcan en muchos más casos que antes, y eso sumado a un incremento de los problemas asociados a la ansiedad, pero ahora por motivos que tengan relación con la enfermedad y la muerte.
Me parece admirable la cantidad de psicólogos/as que veo en las redes sociales ofreciendo sus servicios ante la situación actual, pero a la vez me preocupa porque creo razonadamente que la mayoría no están demasiado familiarizados con estos temas y se basan en la voluntad, por otra parte, muy loable, de ayudar.
Existen en estos momentos buenos programas de formación asequibles y online impartidos por expertos mundiales por ejemplo sobre pérdida y duelo, y la supervisión de la práctica debería ser un requisito para garantizar la calidad de la terapia y evitar el burnout del terapeuta, entre otras cosas.

Anna: Muy cierto Luís, este es un tema que me preocupa especialmente, junto con el del intrusismo laboral. ¿Cómo crees que la gente puede reconocer a un profesional de la psicología?

Luis: Pues quizá ya fuese hora de que se pidiese que acreditasen sus titulaciones, por ejemplo. 

Recursos:

Luis Botella y Luis Ángel Saul (UNED) están coordinando la participación española en un estudio mundial con 27 países sobre los efectos de la COVID-19 en las relaciones de pareja. Está dirigido a personas (a) residentes en España, (b) que tengan una relación de pareja y (c) que convivan con esa pareja desde hace al menos un año. La duración estimada de la encuesta es de unos 20 minutos, es anónima y confidencial. Se espera que los resultados tengan relevancia para entender mejor los efectos del confinamiento y para ayudar a prevenirlos en el futuro. El link del estudio con toda la información es: https://eu.qualtrics.com/jfe/form/SV_9Z8z3OyY2noKL1X

Luis está también participando en la elaboración de una recopilación de recursos terapéuticos ante la pandemia editados por el Portland Institute for Loss and Transition. La lista se irá incrementando y se puede consultar aquí: https://www.portlandinstitute.org/covid-19-resources

Referencias:

Brooks, S.K., Webster, R.K., Smith, L.E., Woodland, L., Wessely, S., Greenberg, N., & Rubin, G.J. (2020). The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of evidence. The Lancet, (395): 912-20.

Polizzi, C., Lynn, S.J., Perry, A. (2020). Stress and Coping in the Time of COVID-19: Pathways to Resilience and Recovery. Clinical Neuropsychiatry, 17 (2), 59-62.

viernes, 16 de agosto de 2019

Descarga de documentos prácticos

Aquí encontrarás una serie de documentos, plantillas, autorregistros, etc. eminentemente prácticos diseñados para ser aplicados a situaciones difíciles de la vida cotidiana. En este caso no se trata de material 100% original mio, sino de traducciones, reelaboraciones y adaptaciones de los originales que he encontrado más útiles. No todos son totalmente autoexplicativos, en algún caso necesitarás la ayuda del terapeuta para saber cómo emplearlos de la forma más eficaz posibe. Haz clic en el símbolo ⬇️ para descargar todos los que te interesen.

  1.  ⬇️ Cómo poner límites. ¿Tienes dificultades para hacerte respetar, para marcar la frontera estre lo que es permisible y lo que no en tus relaciones interpersonales? 
  2.  ⬇️ Disciplina positiva. ¿Tienes problemas de disciplina y orden con tus hijos pequeños?
  3.  ⬇️ Creencias nucleares. ¿Te ves a menudo invadida por emociones negativas intensas que tienen que ver con tu autoconcepto?
  4.  ⬇️ Meditación: Guía Breve. ¿Buscas una introducción escueta y práctica a cómo incorporar la meditación como hábito en tu vida cotidiana?
  5.  ⬇️ Distorsiones cognitivas. ¿Quieres aprender a distinguir patrones de pensamiento y construcción de la experiencia que no te ayudan en tu vida?
  6.  ⬇️ Diario de gratitud. ¿Buscas ideas sobre cómo y para qué llevar un registro de lo que agradeces del día a día?
  7.  ⬇️ Registro de pensamientos disfuncionales. Una plantilla para llevar el control de los pensamientos que te afectan negativamente durante el día.
  8.  ⬇️ Reestructuración cognitiva. ¿Te cuesta identificar y encontrar alternativas a tus propios pensamientos disfuncionales?
  9. ⬇️ Comunicación No Violenta. Cómo plantear temas potencialmente conflictivos sin entrar en una escalada.

jueves, 15 de agosto de 2019

Las paradojas de la autoayuda: "¡Sé positivo/a!"

El consejo de que seamos siempre positivos es absurdo, imposible de llevar a la práctica y en último término disfuncional. Es una de esas imposiciones de la autoayuda que hacen más mal que bien.

Se basa probablemente en la idea ingenuamente hedonista de que la finalidad de la vida es ser feliz a toda costa y, sobre todo, de que la felicidad consiste exclusivamente en verlo todo de manera positiva, al estilo de una moderna Pollyanna.


Las emociones negativas, dolorosas, los traumas y embates inesperados de la vida, las decepciones y traiciones de los demás, los golpes y dardos de la airada suerte como decía Shakespeare... todo eso y más sin duda nos sobrevendrá a todos/as por muy positivos que seamos.

Lo que sí es posible, y muy aconsejable, es prestar atención a las emociones dolorosas o disruptivas y aprender. Así, manteniendo la conciencia atenta a no dejarnos llevar por ellas y actuar ciegamente, tal como nos enseña la tradición del mindfulness, podemos aprender mucho de porqué nos sentimos como nos sentimos.



Por ejemplo, siguiendo la guía de la imagen anterior basada en el trabajo de Leslie Greenberg, en el caso de sentirnos humillados y maltratados por una injusticia de la que hemos sido víctimas, en lugar de intentar negar ese sentimiento o banalizarlo transformándolo en "positivo" (¡como si eso fuese posible!) podemos utilizar nuestra propia reacción emocional como guia de que algo muy nuclear de nosotros mismos ha sido violentado e invalidado por la fuerza, y de que necesitamos recibir apoyo, compasión, consuelo y simpatía para seguir adelante. Esa reflexión nos puede llevar de forma muy directa a tomar conciencia de qué era eso tan nuclear y por qué lo era. Por ejemplo, quizás nos veamos confrontados con la conciencia de que para nosotros el sentido de dignidad personal es inviolable y que no toleramos ningún tipo de cuestionamiento de ella. Este proceso no ahorra el dolor (la parte inevitable de la experiencia invalidada) pero sí añadirle sufrimiento (la parte evitable que proviene de la rumiación improductiva o de la negación o banalización inviable a largo plazo).

Lo que aprendemos de ese proceso de construcción de significado ha demostrado ser sumamente útil como lección del pasado, elaborada desde el presente y aplicable al futuro.

Un estudio reciente de Robin Kowalski publicado en el Journal of Social Psychology encontró que imaginar que uno se da consejo a sí mismo en el pasado basándose en este tipo de conciencia de lo que se deduce de las experiencias negativas del presente de hecho aumenta la sensación de aproximarse al self ideal. Así, la idea de que eso es remordimiento que no lleva a nada parece ser falsa: incorporado como aprendizaje significativo no deriva en remordimiento, sino en sabiduría existencial. Ya lo anticipó Kierkegaard al hacer suya la frase de Sócrates: una vida sin examinar no merece ser vivida.

El significado es diferente de la felicidad per se; no todo lo significativo nos hace necesariamente felices, pero sí contribuye a un sentido mucho más pleno, bastante más profundo que la búsqueda hedonística de la felicidad como meta de la vida que subyace a las propuestas superficiales de la autoayuda.

Otro estudio reciente, esta vez desde el ámbito biomédico, encontró que entre casi 7.000 adultos mayores de 50 años de la muestra longitudinal con datos que abarcan ya 27 años del Health and Retirement Study de los Estados Unidos había una única variable inevitablemente ligada con la felicidad, la satisfacción y la máxima productividad laboral: trabajar y vivir con un sentido de propósito y significado. No sólo eso, sino que los investigadores encontraron que los participantes que tenían un alto sentido de propósito y significado (medido por las respuestas a las preguntas de las autoevaluaciones de bienestar) vivían más años que aquellos que decían tener poco o ninguno.

¿Cómo cultivar un optimismo real, no el espejismo de pensar en positivo? Aquí os dejo algunos consejos útiles:




  • Cultiva la autoconciencia. Como decía antes, de aprender de la experiencia por dura que esta sea no suele provenir ningún efecto negativo; incluso cuando eso nos lleva a tomar conciencia de nuestros errores, si se incoporan como lecciones existenciales nos acercan a nuestro ideal en lugar de alejarnos.
  • Cambia los ¿por qué? por ¿para qué? Puede parecer absurdo, pero en general la vida no responde a un porqué. Es simplemente producto de múltiples factores borrosos y no lineales actuando todos a la vez y además mediados por una buena dosis de azar y caos. Sin embargo, lo que sí es muy posible es que el resultado de la experiencia tenga una función para nosotros--o más bien que seamos capaces de construir una. Por ejemplo, un accidente es un accidente y no hay un porqué posible, preguntarnos por su causa obsesivamente sólo nos llevará a hundirnos más y más... pero preguntarnos qué sentido tiene en nuestras vidas quizás sí sea productivo: tal vez la respuesta sea que nos ha enseñado a vivir más intensamente el presente.
  • Piensa a qué necesidad insatisfecha apuntan tus emociones negativas, qué ha quedado invalidado que las ha hecho emerger. Eso te dará un buen punto de entrada a la clarificación de tus valores y de la jerarquía de tus constructos personales.
  • Evita la re-traumatización. No es necesario ni aconsejable estar reabriendo permanentemente una herida como las que nos producen las experiencias dolorosas. Eso incluye hoy en día muy especialmente las redes sociales (aunque no sólo, claro)... saber más y más a diario de alguien que nos ha dejado, o traicionado, o decepcionado no ayuda en nada: más bien todo lo contrario.